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Honor Note 10 o Mi Max 3: mi último smartphone de 7″ antes de uno flexible

Como usuario creyente del primer Galaxy Note (5.3 pulgadas de pantalla), de Samsung, hice mía la frase promocional de este novedoso equipo: «Bigger is better«. Y es que, desde que compré mi primer smartphone (el Galaxy S), me di cuenta que iba a necesitar, a la par, una tablet, pues las diminutas pantallas de los terminales de aquella época eran muy incómodas para mi trabajo.

Andaba yo en esa crítica cavilación durante muchos meses, cuando en octubre de 2011 anunciaron el primer phablet (siempre he odiado ese término): el Samsung Galaxy Note. Y entonces, morí.

Tuve que esperar hasta diciembre para tenerlo en mis manos y estuve feliz hasta que salió la segunda versión y también la compré. Tuve el Galaxy Note 2 casi tres años (compré una batería de repuesto), porque mi apreciación por la tecnología cambió. Me volví más crítico y cauteloso a la hora de comprar. Empecé a valorar los smartphones por el valor real que aportaban. Las pequeñas y marketeras novedades no eran suficientes para conquistarme y entonces comencé a mirar hacia otros horizontes.

 

Pero nunca, hasta ahora, mi gusto por las pantallas grandes varió, sino por el contrario, aumentó. Y así es como llego a mis dos prospectos de nuevos teléfonos, que reemplazarán a mi actual Samsung Galaxy A9 de seis pulgadas de pantalla: El Honor Note 10 o el Mi Max 3.

Honor Note 10

No voy a describir aquí las especificaciones técnicas de ambos equipos. Para tal caso pueden visitar este link. Sólo haré hincapié en que estos terminales tienen prácticamente 7 pulgadas de pantalla y una batería enorme: 5000 mAh para el Honor Note 10 y 5500 para el Mi Max 3.

Mi Max 3

Ahora bien, pensemos un poco: ¿Un dispositivo de 7 pulgadas? ¿De dónde nos suena eso? Pues de los antiguos Samsung Galaxy Tab, que eran, a toda regla, unas señoras tablets con chip: pesadas, gruesas y con marcos enormes. Un compañero de trabajo de aquel entonces tenía una como único dispositivo. Era su smartphone, aunque para eso hubiera tenido que hacerse un bolsillo especial dentro del saco y soportar las miradas burlonas de los transeúntes, cuando hablaba sin audífonos.

Samsung Galaxy Tab de 7 pulgadas (2011)

Además de esos inconvenientes, lo que nunca me gustó de las Galaxy Tab es su interfaz tosca y la falta de optimización de las aplicaciones en el apartado de la interfaz de usuario. Un problema del que hasta la fecha, Android adolece en el mundo de las tablets.

Sí, las pantallas más grandes tenían su público desde el principio, y el comportamiento del consumidor le dio la razón a Samsung al recibir sin reparos displays por encima de las 5 pulgadas. Sin embargo, todo tiene un límite, al menos para mí: 7 pulgadas de pantalla con marcos y grosor muy reducidos y es lo máximo que puedo permitirme en el bolsillo… hasta que lleguen los móviles plegables, según dicen, este año, de la mano de Huawei y Samsung. Veremos cuál golpea primero… y allí empezará otra historia.